Lejos de nuestras madres

Mi mano un cordón umbilical

que penetra las piedras.

Tan suave la boca de tu estomago

tan dura la verdad

tan dura la mentira

uña

mugre

sangre

vino

vinagre

capas y capas

fibra y fibra

llego a las entrañas

puño entero

la calidez, el mayor consuelo.

Si estiro los dedos llego al corazón.

Amor siempre he querido frotar tu alma.

Amor siempre he querido que todo esto no sea sinónimo del miedo.

Aquí

enterrado en ti, empieza otra vida.

Si te desentierran de mì seguirán profanando a los vivos.

La memoria es frágil

y con cada disparo, el sonido anida recuerdos en mi.

Tu rostro, emblema de mi alegria.

Se transubstancia a la cebadura con la que moldeamos un trono para nuestro sì.

Mientras sigo aqui con mi puño en ti

ladrillos caen.

Las estructuras, tiemblan, se desmantelan ante tanto tren que cruza esta ciudad.

Quiero creer que nuestros gemidos y besos tienen la capacidad de reducir el nivel de radiacion en el agua que usamos para enjuagar con rosas los altos traumas.

Quiero creer en un dios que no queme mi casa al enterarse de donde vienen los ruidos.

Mientras siga aquì, colores espesos pintan la pasiòn.

Retiro  mi mano de tus entrañas

y la brillantina mas perfecta refleja:

un cielo que cuelga, que se riega entre mis dedos.

 

Ante la posibilidad del contraataque.

Se transmiten 23 escenas violentas cada 30 minutos. Abrimos los ojos con ganas de cerrarlos y saciamos el morbo que a través de la historia se ha cultivado. La violencia se hereda y se aprende, la violencia  es física y simbólica.

la violencia es exacerbante y la violencia es pasiva,                                                                                                                                   la violencia se transmite y se busca.                                                                                                                                                                                Violencia cuando entras a tu casa y violencia cuando sales de esta.                                                                                                                                           La violencia es una capa más que recubre el sistema nervioso, inundando el cerebro, huracanándolo todo.                                                                                                                                                                                               La violencia puede ser instantánea pero nunca es accidental, no se da por casualidad.                                                                                                                                      La violencia siempre tiene una adolorida intención, la violencia es una forma de recreación.                                                                                                                                                                                                         La violencia es individual e industrial.                                                                                                                                  La violencia es social y sistemática.                                                                                                                                           La violencia es ermitaña y carismática.                                                                                                                                                La violencia; herramienta eficaz de adoctrinamiento y de rebelión, fuente precisa de tantos miedos de los cuales la mayoría bebemos.                                                                                                                                               La violencia, disolvente mundial y quizás universal.                                                                                                                                            La violencia, en raciones pequeñas; saborizantes,                                                                                                 La violencia, espacios enteros para sumergirse.                                                                                                                                                Todo binarismo por ende es violento.

Desde los romanos y sus orgias cuasi caníbales hasta las epidemias de suicidio adolecente debido el pedante cyber acoso, la violencia está presente, esa necesidad, no solo de doblegar, que no se satisface hasta la humillación mortuoria.  La violencia no conoce el luto, a la violencia lo que le interesa son las consecuencias, arquitecturas abstractas y opresoras que encuentran corporalidad, encuentran textualidad, saturando la unidad hasta que toda defensa se vuelve caduca.

La violencia se empalaga de discursos encuentra métodos para eliminar y para multiplicar, eliminar y multiplicar…ideas.  Con el beso prudente de Judas empieza la crucifixión, con la imposición del dogma empieza toda inquisición. La sangre redentora se mezcla con la pecadora, calcificando la percepción de culpas.  La violencia necesita ser justificada para no volverse un factor contraproducente; Charles Maurra con rosas adornaba la cara del fascismo, Mao Zedong financiaba el éxito de la revolución cultural, sobre cadáveres intelectuales. Para que el mundo goce dela posguerra tuvieron que desaparecer  350.000  civiles en Hiroshima y Nagasaki, hasta el día de hoy, la vida de 150.000 japoneses de la región es intervenida por la radiación.

Números primos y pares.

La violencia se disfraza de progreso y vanguardia, la panspermia capitalista produce complejos convirtiéndolos en nortes supremacista, convirtiéndonos en  productos, en promedios, en números primos y pares.  Listos para ser consumidos y defecados, pero ni la mierda sirve para cultivar ya que decomisan hasta lo legal. Esta misma violencia, no asimila las manos de los que si quieren comer tienen que trabajar, esta violencia las corta y luego las vende como mercadería del turismo meramente comercial.  La violencia siempre corona y coloniza; continentes o cuerpos. Impone una identidad de naturaleza egocéntrica. La naturaleza no es violenta, un volcán no es violento, el imaginario en base a este, tal vez. La violencia somos nosotros pero estamos absueltos ya que hemos creado el perdón, cuando lo necesario es la reparación, mediante el lenguaje y la acción, mediante cierta ausencia.

Al igual que un puñado de santos de diversos credos, hoy solo quiero ser alma, pero para esto a mi cuerpo debo violentar, cuerpo precipitado por lo que compone la misma existencia. No me desprendo, todo me lo llevo al rio que me arrastra hasta el mar, en el no camino, solo floto, deseando que el sol deje de ser tan sol.

Belleza propia de un afónico (analisis de tres poemas antiguamente queer)

Canción de la mariquita – Federico García Lorca.

Dentro del poema se nos presenta una entidad que se limita a un estereotipo mal visto que es considerado como un dominante reductor. El mariquita, está posicionado dentro de la rutina pero en su misma rutina hay un factor disidente; Se cola en el panorama las acciones afeminadas que buscan armonizarse con la estética placentera del lugar. El mariquita, precavido ante el acecho constante no permite  que esto lo limite y contamine. Su expresión de género es un goce personal, del cual los otros pueden ser testigos e imponer un juicio, juicio que no tiene mayor replica sobre sus acciones y deseos.

Sonnet 13 – William Shakespeare.

Shakespeare aprecia al otro con ojos de amor que están conscientes de que con tanta belleza ha de venir cierta restricción  y restricción impuesta, a la cual el  se somete con silencio, pero la intensidad del miedo que se da debido a la restricción, no es mayor a la fascinación. Quizas está fascinación  es más intensa que el mismo miedo, ya que es reprimida y no encuentra punto de desfogue más que la apreciación del otro. Preguntas que evidencian imposibilidades,  cómo – When your sweet issue your sweet form should bear / Who lets so fair a house fall to decay /. Evidencian una intersección de inseguridades debidas a la constante imposibilidad de consumar ese amor, que no se puede nombrar. Esta imposibilidad  no solo descompone cierto balance personal en la voz poética sino que influye en el entorno cuando se evidencia este amor y el entorno responde con.  El – barren rage of death’s eternal cold.

In Paths Untrodden – Walt Whitman

Poema de carácter confesional, pero en él, la voz poética no busca ningún tipo de redención. Asume su amor por la belleza del otro hombre y antepone imágenes griegas para representar el acto sexual, con motivos pasionales, con motivos recreacionales, (o una combinación de los dos) entre sus camaradas. – Away from the clank of the world, este tipo de actos y amores se pueden dar en lo marginal, escondido del ojo normado, pero Walt Whitman reitera que dé, the clank of the world,  él puede prescindir ya que lo acompañan las lenguas aromáticas, que se saben de lo que es substancial y existen en el marco disidente.

 

 

Omari Fox Bay de Xavier Andrés Coronel.

En Arte Contemporáneo Ecuador, cierran la introducción a la obra de Xavier Andrés Coronel, estableciendo que en su lienzo se tiende a presentar y escaramuzar “LAS RELACIONES MUTANTES ENTRE HOMBRE-NATURALEZA Y HOMBRE-ARQUITECTURA O BIEN LAS PESADILLAS DE UN NIÑO QUE EN PRESENCIA DE LO DEMONÍACO DESCUBRE QUE NO ES AMO DE SU PERCEPCIÓN DEL MUNDO”. En Omari Fox Bay la percepción del mundo se vuelve a ver intervenida desde una perspectiva más compleja y detallada, tanto en narrativa como construcción estética, donde las obras coexisten creando un dialogo obtuso y abstracto. Lo que se conoce, lo que se proyecta sobre lo que se conoce y el caos como producto final, en el que uno más de los enfant terrible guayaco encuentra gozo.

Una invocación de vivos e influyentes forma la lista que remplaza el texto curatorial, cada uno aporta al imaginario de lo que es Omari Fox Bay.  X A C los canaliza, manteniendo una polifonía que tartamudea a través de la narración.

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La presencia de Kanye West en la muestra me desanima, lo que mas me molesta no es su  God complex, que se maneja dentro de lo lírico y visual donde constantemente trabaja una oda paralela al mismo capitalismo y mirada blanca de carácter industrial que jode sistemáticamente a su gente. Sino el hecho de que X A C haya escogido a un personaje tan superfluo y redundante para empezar una discusión que hace apología a la apropiación intelectual o cambios radicales de perspectiva, cuando hay tantos artistas contemporaenos y negros que trabajan estas dinámicas de creación, entre esos Awol Erizku , Tabita Rezaire,  Lorna Simpson, Kehinde Wiley, Mykky Blanco, Stefan Burnett de Death Grips, entre otros. Estos también re piensan elementos pre existentes generando nuevas propuestas estéticas mientras comunican ideas que van mucho más allá de la necesidad imperante de anunciarse #FAMOUS.

Algunos de los títulos varían entre postulaciones de nuevos géneros musicales adjuntos a locaciones donde el artista experimento su niñez y adolescencia. Punta Blanca Heavy Metal Show y Post Punk Playas, he aquí donde se desata cierta fascinación y anhelo por la destrucción que va mucho más allá de la explosión armagedónica.

Mediante trazos de pincel y esquemas de colores característicos de sus rasgos decadentes se puede apreciar cómo se da una nueva creación en base a la descomposición de lo que se alcanza a ver en el panorama. Al observar los detalles que se desenvuelven de manera violenta y al mismo tiempo nostálgica el lienzo muta a una memoria intervenida por el vacío / a el deseo intervenido por la histeria.

Entonces X A C representa la dispersión del recuerdo, el adiós a la zona de confort de la mentalidad inconsciente e inocente propia de la niñez mediante la invasión extraterrestre. Donde no deja que los momentos de evocación pueril dentro del panorama familiar y vacacional de buenaventura sean degradados por el tiempo o una entidad mayor, sino que traza con acrílicos, trementina y acuarelas, una apocalipsis personal clausurando con su propia mano la posibilidad de volver a esos escenarios de descubrimiento; el patio, el balcón, las piscinas vacías, la playa.

En la obra Proto Stoner Wall (No te culpo por querer ser libre), podemos ver un autorretrato, abstracto y al mismo tiempo figurativo. Un objeto volador proveniente de otro planeta que choca en una playa que no es suya, en el intento de liberarse de su tierra y la gravedad del entorno.

El niño-hombre-cadáver se asume forastero y corre lejos de lo que conoce, dejando la luz del faro para decorar los abismos de la razón.

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Ser Vino y no Vinagre

 

La luz desciende sobre una habitación amplia, llena de trastos viejos. Entre estos podemos distinguir algunas valijas, un ropero, un baúl y  un par de bicicletas de mujer. Así empieza “La edad de la Ciruela” obra de Arístides Vargas, introduciéndonos en un ambiente domestico donde el espacio es habitado por muebles y mujeres o mujeres que en el trascurso de las acciones buscan dejar de ser muebles. Se plantea a la familia como fuente de lazos sanguinos que construyen y fortifican al ser humano en valores y anhelos pero dentro de estos anhelos se puede encontrar factores que oprimen mediante un condicionamiento que se fundamenta en ideales impuestos entre estos la función y percepción del género.

Eleonora y Celina son dos hermanas que crecieron en un hogar donde abundaban las mujeres reprimidas por la norma donde se tenía que ser de un uso para la casa que las encerraba, casa de la cual ya todo hombre se había marchado. Las experiencias de las tías y abuelas les servían como ejemplos de lo que no querían ser, al jugar entre los pasillos y sótanos sostenían conversaciones cargadas de dudas y deseos donde se cuestionaban lo que experimentaban en su entorno, no permitían que su falta de experiencia les quite el afán de explorar que había más allá del matrimonio, los hijos y ciertos talentos que  como en el caso de la tía Victoria con su violín, solo servían para adornar el paisaje. Esa misma falta de experiencia las mantenía  mentalmente libres y en esa libertad de la niñez se dieron el tiempo para cuestionar el tiempo y como este invento humano que muestra su efecto en el cuerpo los y las termina abusando. Entonces este tiempo abusador necesitaba un castigo, las hermanas lo someten a un juicio donde se dan cuenta de que no hay que matarlo, solo detenerlo, en el proceso descifran que no sirve de nada detenerlo si las afectadas constantemente son detenidas por los esquemas que ellas conscientemente prolongan y vienen con ser mujer e intrínsecamente ser hogar.

La rutina y la indignación produjeron cierta histeria en algunas habitantes, esta despertó viejas rivalidades que evidenciaban lo desgastante que es tratar constantemente de ser la correcta, la pura y la que transmite bienestar. Como se es necesario llegar a encontrase en situaciones de catarsis que incluyan a la voluntad propia. Una sed de soberanía sobre la primera propiedad que ellas creían conocer; el cuerpo. Cuerpo recurso y cuerpo lenguaje, que al final las abuelas Gumersinda y María terminan ocupando, liberando de patrones al tocarse… y empujar las paredes del pudor, escapando en la bicicleta, de la cotidianidad, ver para atrás y ser parte de la alegoría que a su avanzada edad no tendrán que regresar a su propia reclusión.

Algunas personas en la audiencia se han de preguntar ¿Y Qué pasa con estos hombres que se encuentran ausentes en la obra? ¿Por qué estos no hablan? La verdad sí está,  y ya han hablado demasiado y las esposas, madres e hijas los han imitado, repitiendo el discurso. Los hombres se encuentran, en el eco de ellas, en sus miedos, en el imposible preconcebido y bien montado.  Son el fantasma al que todavía ellas le rezan esperando cierto permiso o perdón de la sociedad por guardar esas ganas de revelarse que muy adentro de ellas vive.

Arístides Vargas una vez más creo un micro mundo donde el personaje existe pero no se limita a un contexto, personajes complejos que se hieren por el peso de sus decisiones o falta de estas en el inmenso tiempo, personajes que como cualquier persona se ilusionan con lo que se le dicta prohibido y a veces cruzar estos límites lo hacen cuestionarse y crecer, aunque se pierda la casa y la costumbre, dejando un refrescante sabor a vinagre que no alcanzo a ser vino embriagador.

 

 

 

/ Acá un vídeo de la obra:     La edad de la ciruela – interpretado por Las Hermanas Gomez

O el estadio como estructura violenta.

 

El  22 de enero del 2016 el Ministerio de Interior lanzo la campaña de conciencia social en formato digital que le propone al hincha un ‘No confundas la pasión con violencia’. Esta campaña busca integrar a la comunidad deportiva y empezar un diálogo sobre la violencia en los estadios mediante el intercambio de experiencias e información de carácter libre que presenta las redes. El problema principal que se puede evidenciar es el hecho de que se trata a esta violencia como un fenómeno reciente, que se encuentra en el carácter propio del individuo y anula cualquier análisis del contexto. Dentro de muchos discursos, incluido este, se considera al estadio como una estructura social de carácter y naturaleza violenta porque genera conductas y valores donde predomina la  ley del más fuerte, donde la sumisión en base a la competencia es lo primordial.  La violencia entre contrincantes es el resultado de que constantemente se ha ignorado el hecho de que ciertas estructuras sociales pueden moldear una mentalidad y lograr que la persona se desprenda del peso que lleva ser un individuo pensante por serle fiel al comando colectivo.

Según la filósofa Hannah Arendt el hombre como individuo no es salvaje e impulsivo, se convierte en irracional y desarrolla un carácter abusivo al ser introducido a estructuras donde se les permite despojarse de su conciencia. Así puede ser parte de un colectivo y proyectar dichas conductas dentro de cierto espacio o en el otro, para probar como verdadera, la identidad asumida. En el año 1961, post segunda guerra mundial, al analizar el proceso donde se juzga al comandante Adolf Eichmann, Arendt quien fue corresponsal, argumenta que “Uno tiene que abandonar su conciencia personal cuando se realiza un juramento al Fuhrer para no ser considerado un traidor.” (Hannah Arendt, 2016). Al Igual que uno tiene que dejar atrás toda racionalidad y prudencia que impida adherirse al comportamiento grupal y así poder ser considerado uno más y no una amenaza.

Al decirse que no existe violencia en los estadios no se está negando la presencia de esta, si no que se está replanteando el concepto de estadio y las dicotomías presentes en los enfrentamientos mediante equipos. Como estos parámetros que constantemente se dan, promueven fanatismo entre los hinchas de todas las edades e indirectamente emite un adoctrinamiento social.

El futbol dentro de toda la parafernalia cultural y económica que puede llegar a ser también presenta espacios donde hay agendas que buscan promover ideales, el principal y más obvio de estos, es el nacionalismo enfermizo en el que se reviste el  país cuando se enfrenta a otro en procesos de mundial organizado por la FIFA (ente multimillonario que regula los diversos campeonatos dentro de esta disciplina y como el futbol genera contratos donde hay bastante movimiento monetario, la corrupción se ve como mayor beneficiado), donde se afilian bastantes federaciones locales. (Me Llamo) Sebastián, un cantautor chileno, hizo fuertes declaraciones sobre la cultura machista que propaga el consumo colectivo y constante de estas competencias en una entrevista hecha por Zachary Jones en el año 2014: “El futbol es un mímica de una guerra; Solo once individuos representan a un país entero, tienen que invadir al área del otro equipo, tomar la pelota y meter un gol. Es  la perfecta representación de una confrontación. … Tiene sentido erradicar estas prácticas que tiene que ver con la guerra sin eliminar el deporte en sí.” (Sebastián Sotomayor, 2014)

La otra cara de la moneda, del debate puede proponer diversos contraargumentos pero el más objetivo es, que el estadio es un lugar donde el hombre puede acceder a un entretenimiento que promueve el compañerismo solidario que solo se encuentra dentro del trabajo en equipo. Además el estadio es un espectáculo al que personas de cualquier estrato social puede acceder sabiendo que va a sentir bienvenido en la identidad de hincha. Si, el estadio es una estructura social,  y en esta, las personas en 90 minutos pueden encontrar una terapia para desfogar de la monotonía diaria, encontrando una camaradería que irrumpe en lo rutinario y sirve como terapia colectiva.

Pero si se analiza este compañerismo que promueve el estadio, se puede ver que se limita al otro que piensa y actúa igual que yo. El acceso “igualitario” es dividido por secciones (general/ tribuna/ suite). Y por último el estadio proporciona seguridad dentro de cierto privilegio hetero-patriarcal donde el desfogue constante es lo que suprime el análisis ante lo que se consume.

“El mal se vuelve una realidad cotidiana y constituye la atmosfera de una amenaza suspendida sobre nuestras cabezas.” (Arendt, 1963) Esta idea responde al imaginario de violencia que pregunta y rebusca si es que se le tiene que enseñar a el hincha que tiene que regular ciertos impulsos negativos, una manera más de educarlo cuando escoge de qué manera busca entretenerse o quizás estas estructuras/espacios donde se dan estos espectáculos que empiezan siendo un partido, tienen que ser repensadas y de misma manera los mensajes que los parámetros y códigos impuestos indirectamente emiten. Al igual que Eichmann y su necesidad de implementarse, seguir un canon que le proporcionaba seguridad y estatus, muchos hinchas se dejan contagiar por un mal masivo, disimulado o aceptado por lo cotidiano que puede llegar a ser y esto hace que se caiga en la indiferencia, donde la memoria junto a la propia conciencia se vuelven innecesarias, llevando al individuo, en el peor de los casos (pero tan común) a cometer crímenes de lesa humanidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nunca puedo quedar satisfecho

En el cuento Por eso yo regreso a mi ciudad, el mítico Andres Caicedo una vez más se proyecta en un personaje invadido por la aversión social, que se limita a interacciones voyeouristas de la vida del otro, siente una comodidad fácil de irrumpir al analizar acciones de desconocidos a la distancia, desde la ventana con barrotes que parece una iglesia. Se declara animal apresado debido al temor propio a lo público, al ser descubierto y ser considerado no suficiente. Sus días transcurren describiendo lo que puede ver y en base a esto recrea historias de las que no se atreve ser parte, suficiente con el hecho de cargar con su propia conciencia.

En el año 1977, con solo veinticinco años de edad, el autor se quita la vida en un arranque de pena, en un ataque de pánico. Pre meditado. Ante la llegada de su opera prima, ante el abandono de su ultimo y verdadero amor: Patricita, este agarra 61 tranquilizantes y uno a uno se los engulle, cual alcancía lista para ser quebrada y dejar a Colombia con tremenda riqueza cultural. Andrés Caicedo, el poeta maldito de más baja calidad visual, el primer enemigo de Macondo se inspira en los recovecos de su ciudad y se retrata como un individuo torturado por su propia inestabilidad mental, que constantemente busca una catarsis en lo mundano. En sus películas y cuentos nos topamos con bellos escenarios de naturaleza abyecta que desmitifican desde la perpetua inocencia hasta el canibalismo estructural de Cali, su ciudad, una ciudad hipócrita pero simpática. Andres Caicedo  no solo educaba a la hora de hacer lo que le apasionaba si no que buscaba resaltar aspectos que eran ignorados o censurados por intelectuales y gestores de la época, con un lenguaje honestamente crudo le daba protagonismo a la juventud desencantada.

No nos queda un diagnóstico, solo cuentos y una novela, en estas obras, muchas inéditas, vemos a un artista completamente consiente de lo que lo rodea, de lo que lo construye y de lo que consume, esto lo enferma y al mismo tiempo inspira a seguir escribiendo, que era la mejor manera que conocía de mantenerse vivo.  En el cuento más que respondernos porque regresa a su ciudad, nos relata de manera muy gráfica y emocional la quietud de la que se compone ante tanta falta de calma interna y externa. El encierro, una forma de mantenerse seguro pero también el quedarse solo con sus ideas representa un peligro.

Hay más de una luz que ilumina este camino, la primera; la muchacha anónima con la que se topa afuera de su casa, con la cual tiene una pequeña interacción fallida pero que alegra los próximos días. Acá vemos una vez más que Caicedo incluye a una protagonista que lo salva de su calvario personal al brindarle simpatía y belleza. Caicedo consideraba tanto en sus cuentos como en la vida real a las mujeres como seres que podían ser muy nobles o muy despiadados, buscaba redención en su cariño.

La segunda; el paisaje arruinado por los humanos, el personaje principal disfrutaba divisar la naturaleza con sus pastizales que iban más allá del horizonte, con los mangos rosados y mariposas amarillas que juegan sobre los arbustos. No aguantaba la presencia del otro, la multitud, los ruidos y toparse con gente conocida, repetir esta rutina lo descuadraba y por eso prefería la soledad. Otra característica que se repite en los escritos de Caicedo es la crítica y cansancio ante el cinismo pútrido de su clase social pequeño burguesa donde todos eran tan cultos y decentes, Caicedo se les escapaba pero solo para retratarlos como seres inconsecuentes.

Aunque a Latino américa y a sus poetas contemporáneos les duela aceptarlo, Caicedo ya está muerto. Su anarquía idealista corrompida por un nihilismo repentino, nos entregaron una interesante contradicción; el genio caleño de la literatura experimental que no llego más allá de su vives adolescente.

 

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SONOPO por Jorge Aycart

Se puede decir que NoMinimo es una de las cuatro galerías de arte en Guayaquil mejor puestas y de mejor propuesta, no solo imparte excelentes cursos donde a uno se le enseña factores claves sobre historia del arte y acontecimientos actuales relevantes, también da una vasta asesoría a diversidad de artistas nacionales que más de una vez han expuesto en este espacio, es gratis, permite fotografiar las obras y a diferencia de otras galerías de calidad, a esta le importa tener al tanto a su comunidad manteniendo fresco el contenido de sus redes sociales.

Espacio  de dos pisos, reducido pero de profundo efecto en la persona que lo visita ante las obras que pasando tres semanas lo re habitan, desde Pamela Hurtado y sus  obras bellamente explicitas donde mediante el bordado o el acrílico se analizan las estructuras de poder que constantemente y sin mayor análisis aceptamos hasta grandes juegos de ficción y atrevimiento ideológico en una video instalación de Oscar Santillán. NoMinimo no solo se presta para exhibir si no también para alentar a recrear la forma en que interactuamos con el arte.  A mi parecer es un punto clave dentro del arte ecuatoriano actual, es un refugio donde se disuelve la dicotomía de la escena local que se  divide y postra ante lo que meramente consume el público en masa; o esos cuadros de técnica vaga donde aparecen rostros con frutas o balsas despareciendo en el atardecer,  estos repletan las casa de la gente que los puede pagar, repletan el museo municipal y sus órganos externos donde cierto rico define que se puede llamar arte.  O también está el arte callejero autodenominado clandestino que a lo Pancho Jaime  escupe a cualquier símbolo de autoridad y se celebra en la hierba encontrada dentro una casa abandonada. En un país acostumbrado a descansar en los extremos, hay pocos lugares que se zafan del pensar maniqueista con el cual se nos ha programado a reaccionar. En NoMinimo puedes toparte con una exposición donde se observe los diferentes tonos que se  puede encontrar un atardecer en un manglar hasta  una exposición  donde se … Exacto NoMinimo está lleno de “desde hasta” ese factor es lo que hace  que este lugar no se atore en la censura ni se limite a un círculo social, compartiendo cultura y ganando adeptos.

Yo, que constantemente trato de  educarme y educar en esto del arte, yo que sin mayor tapujo le confesé a mis padres este ferviente deseo de no estudiar psicología y dedicarme a la curaduría, galería e historia del arte. Yo que cuando visito cualquier ciudad busco en internet que museos hay, yo, que tuve la cita más bonita en la casa de Guayasamín, yo, que reduje mi dating pool a gente que puede diferenciar entre expresionismo e impresionismo, yo, que me declaro pretensioso al haber alguna vez fantaseado con perder mi virginidad en un pasillo del Guggenheim , yo, que me puse a lagrimear mientras subía las escaleras eléctricas en el Pumpidou para ver La fuente de DUCHAMP. Yo.

Me encontraba cruzando la ciudad para ver la exposición colectiva SONOPO curada por el cineasta Jorge Aycart, donde participa Xavier Coronel (el guapo), Leandro Pesantes (el que gano el concurso de arte contemporáneo BATAN), Stefano Rubira (el de las pinturas nostálgicas hechas con jarabe para la tos) José Pinto (no encontré nada de él en el internet) , Elías Aguirre (tampoco encontré mucho en internet) y Boris Saltos (mi favorito). Entro a la exposición y me topo con unas estanterías que cuelgan del techo, trato de no moverlas y verlas de cerca, pero antes me leo los párrafos de introducción escritos por Jorge Aycart.

SONOPO es una narrativa ficticia o real, eso depende de usted, donde se nos introduce a una historia que se desarrolla dentro del mundo del futbol, empieza  describiendo a Sonopo, un deportista profesional de Lesotho, nacido el 20 de enero de 1994, que a su corta edad ya se encontraba enlistando en el Lioli F.C.  Equipo local de mayor notoriedad, obteniendo fama y dinero que en muy poco tiempo lo ubico dentro de una esfera muy diferente a lo que él estaba acostumbrado. Con la repentina gloria llegaron nuevos valores, y nuevas amistades que acompañaron el hecho de que ahora el deportista era un icono nacional preciado y del cual se debía presumir. Al panorama se le aumento una raya; el rumor; el cual fue empezado por el Atlético de Madrid, nunca se supo que escondía este statement lo que a nivel internacional se pudo notar fue el derrocamiento y la depresión de esta estrella del gol, que ahora se reproducía como un fantasma acido en la mente de la escena local. ¿Ahora qué? ¿Con que cronometro se lo va a alimentar después de que los 15 minutos de fama ya se hayan esfumado? ¿Con que escudo nacional se va arropar? ¿Podrá su rostro negro ser uno más entre la multitud después de haber sido forzado a una transparencia de europea proveniencia?  Son respuesta que como audiencia no tenemos, pero que en SONOPO los artistas se han obligado a documentar no por honor a la verdad, sino por algo parecido a la necesidad de no volverse un molde más, molde de un sistema que hoy en día se re-apropia de uno mediante rumores o apadrinados amarillistas.

 

Vuela entre los dos – Stefano Rubira.

Esta pequeña ilustración de lapicito sobre  un cuadro de hoja, se proyecta un sello sombreado donde se dibuja a detalle el cuerpo de un ángel, digamos que San Miguel Arcángel, sobre un horizonte levemente ondulado, donde un hombre alza sus  manos en forma de agradecimiento divino, mientras en el agua un lagarto y un tiburón se alzan hambrientos. La ilustración se ve encerrada por una franja con escrito que en mayúsculas lee I N T E R / U T R U M Q U E / V O L A T. Supongo que el escrito tiene algo que ver con Metamorfosis VIII donde Dédalo le da  instrucciones a su hijo Ícaro sobre como volar las alas de la vanidad y la cera, que por la natural ambición griega se terminan derritiendo al volar cerca del sol.  Entonces nos vemos incitados a asociar de manera inmediata la imagen judeocristiana híper barroca del ángel protector con la del hombre que anhela ser algo parecido a Dios, estos dos conceptos chocan al tratar de recrear la desdicha de SONOPO. Pero para ser honestos, mi primera impresión fue que la ilustración recreaba el logo del equipo en el que SONOPO tuvo sus momentos dorados, pero también llegue a pensar que el logo podría llegar a trabajar como una configuración de sello que se uso en la época colonial para ubicar o asociar el destino de los esclavos africanos.

 

Slaapmaker de José Pinto López

Ya arriba, dejando la esquina pero continuando con una reflexión postcolonial, me veo forzado a traspasar la habitación  y en vez de dejarla con su gravedad callada pero cortante me detengo y admiro lo que se supone es una ventana, que me entrega un panorama blanco manchado por las puntas de las llamas, sin traspasar el papel, acarician la intemperie y deja algo parecido a un vector producto del fuego interrumpido de forma precoz, consumiendo sin matar, dejando la marca de que alguien prendió allá y no aca. Sobre el vector se plasma lo que considero la base de cierta raíz blanca que con sus extensiones impone  horizontes, todo esto encerrrado por unas rejas de diseño colonial dando a entender que hay una obvia división entre lo que vemos y donde estamos. La obra es acompañada por una pequeña acumulación de tierra negra que se expande hacia la pared permitiéndonos palpar restos del panorama (joven no toque la instalación.) Toda habitación necesita de una puerta y esta se encuentra alfrente de la ventana, con el mismo marco y el mismo vector, pero aca la narrativa se vuelve mas explicita ya que las manchas de fuego son cubiertas por llamas blancas que se levantan sobre ramas y tejados, escombros de alguna aldea anónima. José Pinto López se apropia del dialecto holandes para dar nombre a este espacio blanco y frio, donde la decencia de la memoria eurocentrista se ve interrumpida por estos paisajes donde la violencia es un acto de todos los días, donde la violencia es otro tono de piel, donde la violencia es una guerra que se empieza dentro de la misma etnia, donde la violencia es una cultura del abuso heredada. Cobre, diamante , marfil y humanos son productos de exportación provenientes de una tierra que no vera bonanza mas alla de una TV a color, que no encuentra salvador en el propio colonizador que compone un “We Are The World”.

 

El Jardin de Boris Saltos

 

Nuestros ojos occidentales listos para absorber cualquier muestra de lo que compulsivamente denominamos exótico se topa con un jardín que en realidad termina siendo un desentierro. Esculturas decadentes de una cultura proveniente de Lesotho que nunca llegamos a conocer bien, pero están los huesos, las vasijas, los instrumentos, las raíces y pieles que sirven de evidencia que por aquí paso una plaga blanca o quizás esta exposición es una reunión mas donde nos damos cuenta que somos un club de vampiros globalizados. Ahora es mi turno de sacarme un selfie con el buitre o cuervo mientras se come a un negro, al circuncidar el orgullo africano con matices de apartheid y alardear de que descubrí un nuevo paraíso tropical donde todo lo que no puedo hacer en mi barrio, acá es legal. El Jardín nos recuerda de todas las estructuras  coloniales impuestas donde se obliga a el local a desapegarse de lo que durante siglos a considerado su identidad para exponerlo y venderlo. Mas que un trabajo de despolvar algo parecido a nuestra propia historia, es un trabajo donde lo endémico es un morbo mas digno de exportar.