El estímulo escogido toma base en la obra “El viejo guitarrista ciego” en formato pictórico del Periodo Azul de Pablo Picasso. Aunque esta sea la etapa inicial, el artista y su obra se ven influenciados por el pensamiento nihilista de la academia propia en la época, el cual propone que la vida carece de un sentido objetivo, propósito o valor intrínseco. Friedrich Nietzsche, siendo el mayor exponente de esta corriente filosófica va a tener relevancia en las artes debido a sus tratados sobre la funcionalidad de la estética.
El periodo azul, comienza a hacerse corpóreo en 1901, cuando Picasso viaja a Paris en busca de un posicionamiento dentro de las artes. El ser un emigrante que se desarrolla dentro del contexto bohemio de las artes parisinas lo lleva a experimentar situaciones precarias como el hambre, no comprender el idioma local, la falta de residencia estable, presenciando panoramas que intensifican su sensibilidad y dan un posicionamiento de crudeza a la hora de representar la realidad que lo rodea.
El nombre de esta etapa proviene del color que predomina en la cromática de sus obras. La época se caracterizó por mostrar figuras humanas alargadas y distorsionadas, al estilo de El Greco. Este periodo encuentra un motor emocional ante el suicidio de su amigo, el poeta Carlos Casagemas, después de que este muere, Picasso se traslada al estudio donde vivió. Durante largos días de recorrer la escena artística y observar la decadencia citadina se suman proliferas sesiones de pintura nocturna donde se concibe la obra “El Viejo Guitarrista Ciego”. Pintado en 1903 mediante la técnica de óleo sobre lienzo, sus medidas son de 121cm de alto x 92cm de ancho y se encuentra en el Instituto de Arte de Chicago en Estados Unidos.
En la pintura podemos ver a un hombre de cuerpo famélico y avejentado que se aferra a su instrumento, los colores con los que se pinta la piel del viejo hacen referencia a la iluminación dentro del espacio urbano, variando entre tonalidades de blanco y azul. Tonalidades frías con las cuales se definen los rasgos, dándole cierto sentido de melancolía y miseria. El hombre ciego se encuentra apoyando en una esquina vestido con prendas estropeadas, dando a entender que no solo se encuentra en situación de discapacidad física sino también en situación de pobreza. El hombre ciego deja que sus manos recorran la guitarra produciendo sonidos que lo acompañen en su dolor, sonidos que a la deriva pueden entretener o tocar a cualquier transeúnte sumergido en la cotidianidad.
Picasso retrata sus aflicciones y las de su entorno al cosificar el dolor en un cuerpo consternado. Lo moribundo como epitome de la angustia que consume la identidad viva en el lienzo, se ve interrumpido por la yuxtaposición de la guitarra, instrumento de funcionalidad artística que tiene la capacidad de crear melodías. El ciego, viejo y azul está en decadencia pero su vivir se ve menos patético y miserable al tener en su tacto la posibilidad de arte. Psicoanalizando la obra, el artista logra exteriorizar sus miedos propios de vivir una vida de artista; la ceguera como imposibilidad de crear, y la pobreza como resultado de tanta bohemia. Todavía latente la muerte de su amigo, producto de este estilo de vida donde las emociones habitan al artista con frenesí, Picasso le teme al devenir.
Para poder entender este conjunto de estímulos y como posicionan al arte como verdadero conocimiento de la condición humana, es necesario revisitar las teorías de Friedrich Nietzsche con relación al arte, las cuales son analizadas en su monografía “La invención de la tragedia”. Cuando habla de artes plásticas o visuales lo plantea al metaforizar la relación entre Dionisio, dios del desenfreno y Apolo, dios del orden. El desenfreno, conducta violenta que consume, representa el fondo, el contenido que se quiere proyectar sobre el lienzo, cualquiera que este sea. La forma es este canal que sigue parámetros para poder realizar y hacer material el fondo y su contenido. Para Nietzsche una verdadera pieza artística trabaja estas dos ideas al punto de que es casi imposible de que una exista sin la otra.
En El viejo guitarrista ciego, “La forma de representar el fondo, se da mediante lo figurativo que goza de la expresión inmediata del objeto, todas sus formas nos hablan, no existe elemento indiferente o innecesario al todo” (F. Nietzsche, 1872). La obra y lo que esta retrata en relación al contexto se entremezcla de una manera directa, comienza por reflejar lo que siente mediante el color que absorbe la composición cromática tanto del cuerpo como de su alrededor. Haciendo lo que uno puede ver, el impulso autentico de un estado de ánimo tan mezclado y problematizado. Para Nietzsche la voluntad es un afecto, un querer. El afecto originario es tanto individual como vital ya que es afirmativo. En esta pintura mediante la estética se logra encerrar y proyectar diversos elementos que representan todo lo que abatía a Picasso durante esa época. Picasso logra transformar ese sufrimiento en arte y en base a este objeto con sus elementos se empiezan diálogos donde se da perspectiva al sentir. El fondo, o sea, el contenido, esa penuria y desgracia son el devenir del ser que sirve como cumbre de la contemplación. “El arte es una estructura de la misma voluntad, la voluntad convertida en transparencia, se ve a través del arte” (F. Nietzsche, 1872). Nietzsche sirve como argumento para todas las ramificaciones del arte en las vanguardias del siglo XX, dejando claro que el arte es el primer instrumento para cuestionar los valores de la sociedad mediante lo que la pieza representa. Uno de esos valores, la belleza y su carácter armonioso, que durante tanto tiempo era el factor principal para determinar si una obra era arte o no.
En cambio para Platón este tipo de arte figurativo tiene una función de mimesis (copia) que no proviene del tumulto interior que se proyecta en el lienzo, sino que es una reproducción de una idea que es la reproducción de otra… Produciendo una distancia del ser con la realidad, creando una ilusión de lo que se siente, copiando una sensibilidad que no es real, calificando a las subjetividades del arte como nocivas y no como reveladoras. Aristóteles, otro filósofo griego, empieza una ruptura que contradice a Platón, manteniendo que el arte es un acto de repetición pero que en esta repetición nos acerca al conocimiento pleno de la naturaleza o la esencia de la realidad. En el texto La Poética de Aristóteles, propone que al ver personajes enfrentarse al destino, como pasa en las tragedias, se puede causar un cuestionamiento en el público que despierta los sentimientos de compasión y temor, llevándolos a cuestionarse que los hace humanos o ante que situaciones se decide ser humano. Entonces para Aristóteles el arte también funciona como reflejo del comportamiento ético que define nuestro posicionamiento en la sociedad
Con Nietzsche se contrarresta esta idea de Platón y continua la de Aristóteles al proponer que “El arte sirve para plasmar la vida como es; libre de toda carga moral y prejuicios, manifestando diferentes interacciones entre fuerza y energía” (F. Nietzsche, 1872).
En El Viejo guitarrista ciego se suprime algún anhelo de belleza para mostrar la miseria humana y en esta misma el artista guía a la audiencia a encontrar belleza al representar aspectos de la vida que otros prefieren no afrontar y mucho menos mediante el arte. Nietzsche establece el arte como la verdadera metafísica del hombre, ya que solo mediante esta se puede representar la intensidad inconmensurable que es la vida.